Novela coral que nos cuenta las vivencias de tres preadolescentes refugiados en diferentes épocas y contextos históricos del último siglo. Estamos ante una historia de mucha calidad, pero también muy dura. Alan Gratz consigue un verdadero ejercicio de funambulismo literario al narrar una historia cruda, sin caer en el sentimentalismo y sin ser lacrimógeno, acercándose al género periodístico y recordando en algunos momentos a John Carlin o Ryszard Kapuściński. Esto tiene un doble valor, ya que de por si esto ya es complicado, pero ademas, aquí lo hace en una novela juvenil.

Los personajes están bien construidos y descritos. Empatizamos con ellos, sufrimos con ellos, entendemos su calvario, su sufrimiento interno, sus acciones y sus reacciones.

El argumento esta sólidamente edificado en hechos históricos que especialmente los adultos conocemos, pero que en el caso del personaje de Alepo son totalmente recientes. De hecho el autor así lo aclara y lo matiza en las notas finales del texto. El ritmo es muy fluido, provocando que la novela enganche desde el principio con capítulos cortos y la estructura de "un capítulo, un personaje" que se alterna en tríos a lo largo de la novela. Esto que es uno de los puntos fuertes de la novela en su inicio, es a la vez uno de sus puntos débiles, ya que al final crea un esquema rígido que hace difícil que el lector se sorprenda.

Resumiendo, una novela histórica, social, importante y necesaria, de mucha calidad, que engancha y que explica un drama sin caer en la lagrima fácil y el sentimentalismo.