miércoles, 18 de octubre de 2017

Primeros pasos en la biblioteca escolar : planificar el espacio

Te han encargado la gestión de una biblioteca escolar y es quizás la gran pregunta a responder ¿Qué es lo primero que debo hacer en una biblioteca escolar? ¿Por dónde empiezo a trabajar?
Normalmente la situación de las bibliotecas escolares es tan precaria, tras años de acumular libros, muebles antiguos y polvo, que se nos hace difícil establecer un plan de trabajo por lo abrumados que nos podemos llegar a sentir entre suciedad, libros obsoletos y muebles antiguos y poco funcionales.

Hace unos meses un centro educativo con la biblioteca en este contexto se puso en contacto conmigo para dinamizar (aunque podríamos decir iniciar) su biblioteca escolar. Después de unas horas de examinar el fondo y el espacio me puse a trabajar en dos documentos, que creo que son principales para planificar una biblioteca escolar que se encuentre en esta situación de abandono y acumulación de materiales inadecuados, tanto a nivel de mobiliario como de fondo documental. Dicho también en otros palabras:

"Deshacernos de lo viejo y dejar espacio para que entre lo nuevo"

Primeras actuaciones en una biblioteca escolar abandonada

Creo que ante este planteamiento de empezar a gestionar una biblioteca escolar abandonada durante años, se hacen muy necesarios dos documentos. Por un lado elaborar un documento de aforo del espació de la biblioteca escolar, y por otro elaborar un documento de política de la colección, que incluya unas pautas de expurgo del fondo.

Documento de aforo

Muchas veces la biblioteca escolar se conceptualiza como un "aula grande". Eso puede significar, para el profesorado no experto en bibliotecas, que en la biblioteca pueden caber tantas mesas como el espacio físico dé de sí. Pero nada más lejos de la realidad. El aforo en una biblioteca escolar está estipulado por ley y debemos respetar esa ley, entre otras cosas por qué de no hacerlo estaríamos corriendo el riesgo de incurrir en un delito con responsabilidades civiles e incluso penales.

Además de respetar la ley, el aforo nos permitirá disponer de espacio suficiente para crear nuevos espacios en la biblioteca. Recuerda que una biblioteca escolar no debe tener únicamente mesas y lugares de lectura, si no también una zona de ordenadores, algunos taburetes altos y bajos, zona de lectura calmada en butacas, sofás o pufs, etc...

El documento que recoge está norma está publicado por el Ministerio de Fomento del Gobierno de España y es una norma a nivel estatal, por lo cual es de obligado cumplimento en cualquier comunidad autónoma. En él podemos ver, que la biblioteca tiene un aforo diferente de las aulas, exceptuando en las aulas de centros infantiles. Resumiendo una biblioteca escolar siempre tendrá  un aforo de dos metros cuadrados por persona. Es decir que si tenemos una biblioteca de 100 metros cuadrados, su aforo máximo será de 50 personas.

No debemos confundir esta norma de obligatorio cumplimiento con otras recomendaciones bibliotecarias como las de la IFLA/UNESCO o sus diferentes traducciones como las del COBDC, en su punto 2.9.3. La primera es una norma, la segunda una recomendación para la construcción o planificación de bibliotecas escolares, no para bibliotecas ya construidas. Si tenemos una biblioteca escolar en la que no cabe un grupo-clase, no vamos a forzar el espacio para 60 alumnos, por que las recomendaciones dicen que deben caber dos grupos de 30 personas.

La recomendación que si deberemos seguir es la del COBDC que aconseja que los lugares de consulta deberían representar un 80% de ese aforo, mientras que el 20% restante deberían ser "informales": butacas, taburetes altos y bajos, cojines, ...

A nivel de mobiliario, si queremos que la biblioteca escolar sea un sitio atractivo para los alumnos, debemos ofrecerles mobiliario diferente al que tienen en el aula, y también unas sensaciones visuales y corporales agradables (texturas, colores, olores, ...). Por eso es tan importante tener una biblioteca escolar en que las sillas y las mesas no estén apelotonadas, que haya buenos espacios de circulación, otras posibilidades de trabajo, en diferentes alturas y posturas corporales e incluso la posibilidad de reclinarse y tumbarse.

El documento de aforo lo escribimos para esto mismo, para saber cuantas personas caben en la biblioteca y a partir de ese aforo, planificar el resto de espacios. En la práctica comporta que ya sabremos cuantas mesas y sillas nos quedan en la biblioteca, cuanto espacio para estanterías, sofás, ordenadores, mostrador de préstamos, etc... Incluso si no pudieramos comprar ningún material o mobiliario nuevo, la biblioteca ya se vería diferente y ya dejaría de parecerse a un aula para parecerse a más a una biblioteca. Eso sólamente a nivel visual, ya que a nivel práctico ya estamos dotando de más comodidad y confort a todos nuestros usuarios.






Si quieres leer el próximo artículo en el que hablo sobre política de la colección, puedes acceder aquí.

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